En estos últimos tiempos en que los incendios se producen y propagan de forma alarmante y no solo en los meses de verano, sino en el trascurso de todo el año en determinados lugares en los que el clima lo permite.
Lo grave del caso es, que en su mayoría son producidos de manera intencionada y en algunos, los menos, por imprudencias, pero también originados por personas. Son escasísimos los que se producen de manera accidental, o por rayos de tormentas o incidentes en líneas eléctricas.
Esto me ha llevado a acordarme de una actuación que tuve, en uno de los primeros años de la década de los 70 del siglo pasado y que relato aquí en forma de anécdota.
Regresaba en mi coche de mi pueblo Castil y pasado el pueblo de Valverde Enrique, ya en León, observé que se estaba iniciando un fuego en la cuneta de la carretera. Era un día caluroso del mes de junio, a una hora próxima al medio día. Paré, observé y vi muy claramente ocurría por una colilla arrojada por el coche que me precedía, calculo que a dos o tres kilómetros delante de mí. Los terrenos inmediatos a ese lugar, que estaba nada más pasar el cruce de la carretera que sale hacia Sahagún, eran enormes terrenos de trigo, próximos para cosechar y suponiendo un combustible difícil de apagar, una vez se iniciara el fuego en ellos.
Tuve la gran suerte de que trajera una herramienta de casa de mi padre y que también allí mismo existía un grupo de chopos de los que por entonces bordeaban las carreteras. De ambas coincidencias me valí para arrancar dos ramas de los árboles y con ellas iniciar el apagado, como solo habían ardido unos dos o tres metros cuadrados de la hierba de la cuneta, lo inicie por la parte que lindaba con los sembrados, dejando dos frentes abiertos, el que daba con la propia carretera, que servía de cortafuegos y en los extremos por los que corría el fuego por la cuneta, en tanto pude conseguír que no saltase a la mies de trigo, que de haberlo hecho me habría sido imposible, la hierba de la cuneta era baja y muy seca, la mies todos sabemos como es y su altura sería un hándicap para mí. Logre apagar aquello que me había propuesto y ya apagué los extremos para que no pudiera saltar al lugar del trigo a punto de cosechar, esperé a que se consumiera lo ya perimetrado y llegado ese momento, esperé y medité que opción era la más conveniente.
Tuve otra gran suerte y colaboración. Dudando que debía hacer, estando ya apagado. Siendo que los coches que en aquellas fechas circulaban eran muy pocos, acertó a pasar uno a quien les di señales para que pararan, lo hicieron y mi primera pregunta fue, ¿hacia dónde se dirigen? y la fortuna hizo que se dirigían hacia Sahagún, por la carretera cuyo cruce estaba a escasos metros de nosotros.
Les pedí que en el primer pueblo que pasarían Castrovega de Valmadrigal, al que consideré pertenecerían los terrenos y producción agrícola que pudieran haberse quemado, les avisaran y: “les hice una recomendación especial, no digan que ya estaba apagado”, el aviso debe darse con la mayor gravedad posible, “se ha producido un fuego que puede hacer peligrar la cosecha de cereal de todos aquellos terrenos. Conviene acudan para evitarlo”. Tuve pruebas inmediatas de que lo hicieron tal como les propuse. A los 20 minutos o media hora apareció uno en moto y segundos después varios en bicicleta.
Les comenté todo lo ocurrido, me lo agradecieron, pero señalaron que el aviso les había alarmado mas, entonces les comenté mi estrategia. Fui yo quien les ordené les alarmase para que su aparición por aquí fuera inmediata, ya que sabiendo que había pasado el riesgo, la venida se podía haber demorado algo, y yo tengo urgencia para llegar a León y quería quedasen ya ustedes responsables de que todo haya sido una amenaza pero nada más.
Les hizo gracia mi estrategia y me la disculparon, pero repitiéndome lo agradecidos que estaban de mi actuación y rapidez en llevarla a cabo, no cabían demoras ni indecisiones.
¿¿Cuantos en el siglo XXI, con más medios mecánicos y técnicos actuarían así?? Todo se deja para que sea la administración quien resuelva problemas de esta índole.
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