Es una aseveración que se hace hoy día de que la mujer ha sido ¡siempre! discriminada, en particular lo dicen las asociaciones feministas, apoyadas por los de algunas ideologías, no sin alguna razón. Pero tampoco hay que generalizar. Refiriéndome únicamente a lo que sucedía en el ámbito de Tierra de Campos y muy en particular a mi pueblo al que me refiero en todos mis comentarios, puedo señalar, quizá siendo una excepción en el ámbito nacional.

¡Las mujeres eran unas privilegiadas! ¡Eras las reinas de la casa! Y eso es algo que algunas reconocieron en su momento sin discusión. Y lo eran tanto madres, hermanas, tías, primas y demás féminas de la familia. Cierto que todas las personas de un colectivo, en este caso de un pueblo pequeño como era este, teníamos muchas carencias y dificultades para todo, era el signo de los tiempos, pero nunca más los de las mujeres que la de los hombres. El hecho de que en los trabajos del campo siempre muy duros, por las inclemencias del tiempo, la dureza de los mismos y la falta de medios y en sus inicios de maquinaria, el que la mujer estuviera exenta de participar, era algo que ya las beneficiaba, los horarios eran extensos y extremos para acometer esos trabajos, las permitía una comodidad que los hombres no teníamos. A los que se manifiestan que eran “discriminadas”, ¡había excepciones! Como era el caso que señalo y que los hombres lo considerábamos normal y lógico, ¡nos gustaba! apreciábamos y mucho, el que en su dedicación a la casa y la familia suponía una ayuda inestimable y que valorábamos adecuadamente. Así en ambos cometidos, siempre tuvimos unos resultados muy satisfactorios. Así ahora la educación de la familia en algunos casos tiene carencias, que se pretende sean sustituidas por los profesionales de la educación, de la atención a la casa, todos sabemos lo que pasa. Es de añadir que era habitual que en las familias que la economía la tenían resuelta, aun que hubiera hijas, tuvieran sirvienta ocasional o “criada” permanente, como se denominaba entonces, para que las mujeres no hicieran las labores de la casa mas humildes. No sucedía así en el caso de los hombres que aun teniendo “criados”, los hijos compartían con ellos todos los trabajos, salvo casos muy excepcionales y si las familias tenían la consideración de “muy ricas” de las que había muy pocas. Y me refiero a los pueblos de Castil de Vela y los de su entorno.

Hay un dato supongo que desconocido para la mayoría de los que componen las sociedades actuales. En algunos otros pueblos de la zona de Tierra de Campos, existía una costumbre que hoy parecerá impropia, el valor que se le daba a las jóvenes del lugar, hacía que si algún forastero intentaba tomar relación con alguna de ellas, se le exigía un pago que tenía distintas denominaciones, el más habitual era el de “pagar la cantarada”. La primera intención de esa aportación por la chica que se iba a llevar del pueblo para otro, era la de pagar “un cántaro de vino”, para que los jóvenes del pueblo lo celebrasen con el avenido a serlo, con ese previsible matrimonio. Yo que no tuve en cuenta ese hecho y fui a elegir novia en pueblo con esa costumbre, tuve que pasar por ella. Debo aclarar que la aportación era voluntaria, pero el solicitante daba un valor a la novia según fuera su donativo, lo cual hacia que se intentase valorar al máximo a su elegida. También aclaro que en aquellos tiempos de mediados del siglo XX, un cántaro de vino costaba muy poco y siempre había para añadir galletas u otras consumiciones. La costumbre venía de antaño. Visto desde hoy, la cantidad se podría considerar ridícula, aun cuando el considerado novio de la muchacha se estirase en generosidad.

Otra costumbre de aquellos tiempos, hoy relegada ante la igualdad de géneros, exigible por algunos y por las feministas, era que en determinadas fiestas como era en la del Corpus, para que cuando se hiciera la procesión todo el pueblo lo viera. En la noche precedente los jóvenes del pueblo traían ramas de árboles para colocarles en las ventanas o balcones, tras las cuales dormía alguna moza, con admiradores, o solicitantes de sus amores, lo que hacía que fuera adornada con ramas, al ser posible equivalentes a la admiración que se le daba, por ello se observaba la importancia y magnitud del ramo, lo cual daba para posibles e inmediatos comentarios, así como quien sería el que había elegido su ubicación ante tal “bella durmiente”. También se trasplantaba un árbol provisional al centro de la plaza, lo más grande posible, que con los altares ocasionales que se instalaban en el recorrido de la procesión y los pétalos de rosa que los niños de primera comunión de ese año, con sus vestidos del acontecimiento, esparcían por el suelo, al paso del Santísimo Sacramento, completaban el homenaje y honores que se les ofrecía. Todo muy vistoso y bonito.

También las ramas en las ventanas y balcones se ponían en la “noche de quintos”, pero en este caso se circunscribía a los que al día siguiente eran inscritos como candidatos para ser soldados en el próximo llamamiento a filas, pero en esta ocasión se ponían en homenaje a las novias o deseadas para ello de los futuros soldados.

En ambos casos podían ser acompañados por canciones del grupo juvenil en la ventana o balcón. Por mi condición de músico, practicante de instrumento de cuerda, fui acompañante con él, de varias de esas rondas u otras sin motivo festivo especial, solo por el agasajo a la durmiente que se despertaba y agradecía. Ya tuve ocasión de que se me exigió repetirlo al día siguiente por ser foránea la que recibió aquel particular homenaje y la gustó tanto que pidió a las anfitrionas hicieran lo posible para volverlo a escuchar ya bien despierta. Para mí fue un honor repetirlo ante la interesada.

Otra de las tradiciones de la época, era que ante el paso de alguna joven y de apariencia agradable o guapa, había quien la dirigiese un breve, de lo que hoy se llamaría “eslogan” entonces “piropo” que resumiera en breves y bonitas palabras, lo que su aspecto representaba para el admirador. Lo normal era que fuese elogioso y afectivo, para ello era preciso que el admirador fuera gracioso, para que el requiebro, fuera admirado por los posibles oyentes. A las mujeres de la época las gustaba y agradecían, cosa contraria a lo que parece suceder ahora. Porque no se conocía de piropos insultantes u ofensivos, como ahora sucede con los medios de comunicación de que se dispone y se abusa. Si bien se ha ganado en innovación se ha perdido y mucho en la cultura del respeto y la elegancia. Quizá haya sido por ello, que se ha llegado a prohibir los piropos, a petición de las mismas feministas, no sé si de todas las féminas. Yo me pregunto, ¿qué habrán llegado a oír por esos maleducados que las abordaban? o ¿las pedían simplemente sexo? Esa forma de dirigirse a la mujer en nuestro tiempo era desconocido, y si alguno lo hubiera traspasado habría sido oportunamente reprendido por todos. Véase que por ello puede aplicarse la máxima de que “cualquier tiempo pasado fue mejor”. En este caso seguro que lo fue, en educación de trato y respeto. Quizá en conocimientos de índole de ciencia o matemáticas, fuera menor, pero ¿qué valoración les damos a unos y otras?

Por último y en relación con la admiración y valor que se le daba a la ¡¡MUJER!! ¿Cuando en aquellos viejos tiempos de mediados del siglo pasado, se habría pensado que a casi dos décadas del nuevo siglo y milenio, casi medio centenar de mujeres ¡mueren cada año, a manos de sus maridos o parejas!? Nadie se lo habría podido ni imaginar y de haberlo hecho se habría sancionado abiertamente por ¡¡Toda la sociedad!! Se hubiera dicho ¡¡ESO ES HORROROSO!! ¡¡ES INTOLERABLE!! A este desprestigio social hemos llegado en esta sociedad de progreso y otros avances, pero con individuos que así muestran su baja estimación por la ¡MUJER!

Francisco Delgado Sahagún

Jóvenes bien vestidas y perfumadas, que de paseo llegaban a la era donde en verano  trabajaban sus padres y hermanos

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Rondalla en homenaje a mujeres

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Showing 3 comments
  • anamaria1914@hotmail.es'
    ANA MARIA
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    ..Paco, buenos días y buen miércoles……
    No había leído yo éste, el cual encuentro preciosa, ya que estas costumbres si eran buenas, no lo que corre hoy en día¡¡¡

    ..Jamás me han gustado los piropos, quizás porque siempre me ha tocado trabajar entre hombres, ya desde que empecé a trabajar a mis trece años,…que siempre he tenido que luchar con ellos……..tampoco he entendido jamás tantas historias habidas en la diferencia en los trabajos, ya que siempre he luchado como una leona por mis derechos, siempre he sabido sacarme las castañas del fuego, causando mucha envidia por conseguir lo que siempre he pedido……siempre me he sentido valorada, siempre¡¡¡ pero es que…..siempre he ido a la mia, a trabajar, a ser más que los demás……y, lo he conseguido¡¡

    …Cuando veo y escucho tantas historias, de verdad que a veces mi cabeza no lo entiende……bueno, si lo entiende, pero……..por suerte mia, he pasado ya lo que ha años luz …..tardarán en conseguir¡¡¡¡

  • anamaria1914@hotmail.es'
    Ana Maria
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    Leer de nuevo todo esto, me trae vivencias también……imagino haces tú lo mismo, relees, y trasladas tus pensamientos y vida donde han ocurrido las historias……que rápido ha pasado todo……parece ayer, y, realmente lo es……..en el ayer estamos aunque recordándolo todo ahora…..
    …….Un abrazo¡¡¡

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