Nací el año 1933 en el pueblo de Castil de Vela. En el año 1944 inicié los estudios que siguieron a los primarios, en el Seminario de Jesuitas de San Zoilo en Carrión de los Condes. En el año 1945 pasé al Seminario Diocesano de Palencia, y en el 1946 siguiendo el mismo proceso educativo, fui al Menor de Lebanza, al norte de Palencia. En pocos años decidí abandonar esa aspiración, para la que necesitaba una especial vocación.
Después de un corto tiempo ayudando a mi familia en los trabajos del campo, acudí a hacer el servicio militar como voluntario en la Base Aérea de Villanubla, lo que sucedía en los años 1952-53. Al finalizar este, volví al pueblo para dedicarme a las labores del campo, ayudando a mi padre y hermano.

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En el año 1957 inicié estudios del tipo profesional, en la Escuela de la especialidad en Aranda de Duero,-(Burgos), de la que terminé con muy buena calificación, lo que me permitió aspirar a una de las cinco plazas que se ofertaban para desarrollar la actividad que se iniciaba por primera vez en todas las provincias que posteriormente constituirían la Comunidad Autónoma de Castilla y León. En marzo de 1961 fui destinado con otros 6 empleados a ese mi primer puesto de trabajo en la provincia de León, en la que por aquel entonces era la única representación con emplazamiento en esta ciudad. Todos los trámites y gestiones habían de hacerse en las oficinas situadas en Valladolid, donde se centraba la dirección administrativa y técnica.
En esa ocupación en la que nos iniciábamos en el empleo, tuvimos que empezar por organizar desde cero nuestra labor, lo que en muy poco tiempo habíamos logrado. Es de destacar que organizar toda la actividad que abarcaba la vigilancia de ríos, con afluentes y acuíferos, zonas regables, etc. repartidos por la gran extensión que suponían unos 16.000 km2, con una gran amplitud de competencias, fue muy importante para que la Comisaría de Aguas del Duero, a la que pertenecíamos, pudiera administrar unos aprovechamientos adecuados, con legalidad y evitando o impidiendo el furtivismo, y los abusos que hasta entonces se habían producido. Contábamos para tan amplia y ambiciosa labor con medios propios de la época, escasos, frágiles, de gran riesgo físico y que hacían sufrir las inclemencias, sin que estas circunstancias incidieran en la percepción económica, baja como sucedía en aquella época con todas las remuneraciones en el trabajo por cuenta ajena.
En el transcurso de los años fue aumentando el salario, y las condiciones y los medios fueron mejorando en todos los órdenes, vehículos para el desplazamiento principalmente, y sobre todo me fueron reduciendo el ámbito de mi extensa Demarcación.
En el año 1985, con la nueva Ley de Aguas, y la integración de la Comisaría de Aguas en la Confederación H. del Duero, todo sufrió un cambio hasta entonces impensable, pero también surgieron algunos problemas y dificultades de amplio alcance, que en algún momento tal vez sea oportuno describir en estas páginas. Así llegué a la jubilación al cumplir los 65 años, lo que alcancé en junio de 1998.
En el plano familiar, mi biografía podrá quedar expresada en que me casé el año 1960, tuve una hija el 1963, y tres hijos en los años 1962, 1966 y 1971, lo que completo toda una vida familiar, y a la que dediqué todo lo mejor de mi mismo.
Es ahora, cuando siguiendo una de mis grandes aficiones, ¡la escritura!, estoy teniendo la oportunidad de rescatar anécdotas, hechos, costumbres o lo que yo he denominado,“Relatos” de la pequeña historia de mi pueblo y que intento sea una forma de transmitir a las generaciones futuras lo que nuestros mayores nos transmitieron. Es para mi una satisfacción hacerlo y es suerte y una fortuna haber tenido a mi padre Isaías Delgado Gutiérrez, que fue uno de los más recordados “contadores de historias” de las acaecidas en el pueblo en tiempos pasados y que yo he expuesto aquí, él lo hacia en las tertulias a las que me referido repetidas veces. Como se hacia desde la antigüedad, se transmitían de manera oral, ahora tenemos la facilidad de hacerlo con los modernos medios técnicos, analógicos y digitales, lo cual permiten que sean muchos, muchísimos más los que reciben la información de estas curiosidades o experiencias.
Es para mi un gran honor poder terminar esta mi humilde y simple biografía haciendo un recordatorio a quien me transmitió los relatos que aquí he contado.

LLEGUE A LEÓN, HACE 55 AÑOS

El 4 de marzo de 1961, llegué a León desde Valladolid, destinado para mi primer empleo. Se trataba de una actividad laboral para un Organismo del Estado, que abarcaba a León casi toda su provincia y una parte de la de Zamora, y una muy pequeña de Valladolid, lugar donde estaba asentada la central del Organismo, Comisaría de Aguas del Duero.
La estancia aquí fue para mi muy satisfactoria. Mi integración en esta ciudad y provincia, que enseguida reconocí y quise como la mía de Palencia, me encantó ya desde un principio. Las gentes de por aquí eran muy amables y generosas y mucho más la de los pueblos, con las que tenía que tratar, las tierras y lugares en determinados espacios eran muy bonitos, dignos de admiración. Todo me encantó y enseguida pensé, de aquí no me voy. Aunque alguna oportunidad se me dio para que lo hiciera, nunca la acepté por lo que señalo.
Pero ha sido a partir de que España se dividiera en Autonomías, y que éstas lucharan por conseguir competencias o disputar las que otras tenían, cuando esto me empezó a parecer distinto. Todas pedían para sí el máximo de poder sobre lo que había de administrarse. El mal, que para mí lo era, no fue lo que se disputaban las autonomías, 17 en toda España, es que ya la disputa bajaba a las provincias de la misma y entre estas se entablaba una pelea por ver quien conseguía para sí, una representación autonómica en su ciudad, un organismo dependiente de ella, que atendiera determinados campos de la actividad, social, económica, cultural, o distribución de recursos, etc. o directamente a exigir la “independencia”, de las provincias que comparten la misma autonomía.
Así apareció aquí en León un grupo, que pronto se organizó en partido político, que su objetivo fue de inicio, ir en contra de Valladolid, y en consecuencia contra lo castellano. Se dijo y pensó que todo lo que recibía Valladolid era discriminando a León y esa fue la simiente que se empezó a esparcir por esta provincia, lo cual además de incierto, entorpecía los buenos entendimientos anteriores. No hace mucho, queriendo que se conociera la condición de “Leonés” que tenemos los que vivimos aquí, me enviaron una explicación que para mí fue totalmente comprendida y razonable, siempre que se pidiera con prudencia y respeto, como lo expuesto aquí. Esta era la siguiente:
Una niña que iniciaba su curso escolar en Madrid, en el primer día de clase, su profesora le presentó a sus nuevos compañeros, diciendo: “aquí María, que es nueva en esta clase, por que viene de León, así que vamos a tener a una castellana entre nosotros”. La niña dice le replicó, “no soy castellana, soy leonesa”. Le pareció poco importante la rectificación a la profesora, a lo que la niña volvió a insistir, con este razonamiento:
“Dice mi mamá, que si en una cesta se ponen peras y manzanas, nunca habrá una fruta hibrida de las dos, nunca serán peramanzanas, las peras seguirán siendo peras y las manzanas – manzanas, aun que ahora estén juntas en la misma cesta”. “Por ello dice mi mamá que los castellanos lo seguirán siendo y los leoneses seguiremos con ese calificativo, aun que el condicionante de la autonomía nos mantenga juntos”. Dice que la profesora, consideró tan acertada la explicación de la niña, que le dijo, “voy a volver a presentarte”. “Aquí tenéis a María, que es una leonesa que nos acompañará a partir de ahora”. Me pareció tan acertada la explicación de la niña, como adecuada la rectificación de su profesora. Y me parece justísimo que esa diferenciación se pida y se respete, pero me gustaría, que no fuera a costa de que, se haga reclamando para sí, lo que se niega a las demás. Cada provincia tiene sus particulares características que la definen.
Es por ello que, con ya 55 años en esta ciudad, quiero seguir sintiéndome muy bien aquí, y que la relación con las otras 8 ciudades capitales de provincia de Castilla y León a cuya autonomía ahora pertenecemos, sea tan buena como lo eran en los años 60 del siglo pasado cuando llegué y que siendo leoneses orgullosos de ello, como ya me considero, no despreciemos a los castellanos que son de la otra región que compone la misma Autonomía.
Debido a que las comunidades donde existe una lengua propia, tienen algunos privilegios o piden para sí atenciones específicas por esta causa, esto ha llevado a lo que se puede calificar de esperpéntico. Desde el Ayuntamiento de esta ciudad, se propuso exigir que los funcionarios que atienden al público, estuvieran en disposición de hacerlo en el idioma, dialecto o lengua “Llionesa” . A ese grado de absurdo habíamos llegado. Parece que también se iban a poner a disposición de quienes lo desearan, clases gratis, para aprender esa lengua, idioma o dialecto.
En los años 2007 y siguientes, en los que el Ayuntamiento de esta ciudad estaba gobernado por una Corporación que propiciaba esos criterios y deseos, aparecían abundantes pintadas callejeras y graffitis como las que muestro a continuación.

34-Grafitis,antiCastilla.
35-Fala Llionés
36-Independencia. León

Todo esto, afortunadamente quedo en suspenso con la nueva Corporación que ganó las elecciones en 2011, ya que estaba más en consonancia con mantener la buena relación de ¡Comunidad! sin crear esas diferencias lingüísticas y el absurdo de intentar abandonar el idioma castellano tan bello y universal y con el que todos nos entendemos. Para qué crear barreras artificiales.
Ha pasado una década desde aquellas pretensiones de imponer una lengua regionalista, y pedir la independencia regional de León de la de Castilla, y si ahora sigue dirigiendo el Ayuntamiento la fuerza política que aboga por la unidad de la Comunidad, me preocupa que las ideologías que pretenden invadir España, vuelven a la pretensión de la disgregación y la separación de los territorios, regresan a esta nuestra ciudad sería muy de lamentar.
Esto me retornaría a sentirme incómodo y no lo satisfecho que estuve aquí todos los años vividos del siglo pasado y hasta los comienzos de este.
Es mi deseo, que no entremos en la dinámica de intentar imitar a los que por un desaforado empeño de diferenciarse de los demás españoles, pretenden tener sus símbolos, su idioma y sus características que les diferencien e identifiquen como nacionalistas de su territorio o parcela particular y se apartan del colectivo español, renunciando a pertenecer a él, porque eso, de producirse aquí, nos haría mucho más infelices y lo veríamos con profundo pesar. Cuando en el mundo aumentan los que aprenden el idioma castellano, es paradójico que en regiones de España se pretenda hacerle desaparecer. Ver que hay quien desea imitar esas aberraciones, desconcierta y entristece.
Esperemos que eso no suceda.

FINAL DE PUBLICACIÓN

Después de 18 años colaborando con la revista LA SOLANA, creo llegado el momento de poner fin a esa participación, cesando el envió de los escritos que hasta ahora me publicaban. El interés por esos textos, expresado en origen por algunos de los vecinos de mi pueblo, me impulsó a crear esta página en Internet para que quedaran recogidos todas las historias, leyendas o simples comentarios. Fueron muchos los que en aquellos primeros tiempos me manifestaron su apoyo a esta labor de divulgación de cosas que se referían al pueblo de Castil de Vela y lo que disfrutaban con su lectura.
En el pasado mes de julio de 2014, dejo de publicarse la revista por cuestiones económicas, al no llegar la subvención que la patrocinaba y vemos que este JULIO de 2016 se repite el mismo hecho. Observo además que en lo referente a la copia que hago en esta página de internet, ha decaído el interés que entonces existía, al descender la población. Esto hace que mi decisión actual sea la de dar por FINALIZADA LA PARTICIPACIÓN COMO COLABORADOR DE LA REVISTA y en consecuencia la de copiar los textos que aparecieran en ella referidos CASTIL DE VELA, objeto principal o único en toda esta divulgación. Hace mucho tiempo que se viene advirtiendo que la despoblación de los pueblos de Tierra de Campos es alarmante y sucede que en Castil se va acentuando a medida que pasan los años de este inicio del siglo XXI, no es posible evitarlo y solo cabe lamentar que suceda. Para quienes vivimos la abundancia de vecinos de la primera mitad del siglo pasado, esta decadencia actual solo hace que producirnos un fuerte sentimiento de nostalgia y decepción. A esa reducción de vecinos se debe lo que acabo de exponer, el escaso interés por los temas que se refieren a nuestro pueblo.
Sucede el curioso y anecdótico hecho que al restablecer esta Web. por medio de una empresa dedicada a esta actividad, ha entrado en la publicidad que hacen por redes sociales y enlaces, debido a ello me están apareciendo visitas de distintos lugares del mundo, por lo que el interés perdido en el pueblo, lo gana en lugares como EE.UU, Alemania, Reino Unido, Rumanía, etc de alguno de estos ya me llegaron mensajes. Quiero manifestar mi despedida a todos los que han leído mis escritos en la revista. En esta página Web, por lo expuesto la mantendré activa. Agradezco a quienes tuvieron la amabilidad de dirigirse a mí para manifestarme su favor, por ello…. ¡¡ MUCHAS GRACIAS !!

CERRANDO EL CÍRCULO

En el año 1994 se empezó a publicar la revista La Solana, que ha venido editando el Centro de Acción Social dependiente del Ayuntamiento de Villarramiel, se distribuía por los pueblos que componen esa marcada zona de Tierra de Campos con influencia desde ese centro con el que llegaban las actividades sociales que tanto han hecho por esos pueblos de campos agrícolas y ganaderos. En la revista se exponían tanto las actividades que se llevaban a cabo en los pueblos, como otros actos, celebraciones y festejos que en los mismos se realizaban y que daban un cierto interés para todos los que se veían afectados por ellos. Como en muchos de estos se invitaba a participar, sobre todo en las celebraciones, resultaba ser un medio de propaganda y divulgación de todo ese acontecer, que enaltecía a pueblos que estaban pasando decadencias de población y de entusiasmo en el quehacer cotidiano. Eso proporcionó concentraciones que fueron muy favorables para los objetivos que se proponían desde esa Acción Social, la de elevar el ambiente y entusiasmo en los pueblos para que estos no siguieran decayendo.

En ese preciso momento me llegó a mí la invitación para participar colaborando en la citada revista, aportando comentarios, relatos e historias que tuvieran algún interés de ser conocidos por los lectores de la zona, muy en particular por los de mi pueblo Castil, al que desde el principio dediqué los relatos que narraba, en su mayor parte recogidos de los hechos que yo había oído contar en las tertulias de la solana, que se hacían como en otros pueblos, en este nuestro en el lugar conocido como el Rincón de la Iglesia, sobre todo en los meses de invierno. La mayor parte de los escritos por mí, están basados en esas historias, algunas con mucha exageración y también con alguna fantasía, no importaba si el relato se contaba bien. También hay hechos, que son los más, que son ciertos en todo su contenido. He procurado que el lector percibiera la auténtica verdad si existía y no confundirle.

El interés que pronto me manifestaron algunos, por ver impreso aquello que en el “Rincón de la Iglesia” se había oído contar, me animó a hacer también una página Web, que publicada en Internet fuera accesible para todo el que quisiera. La satisfacción me llegó, cuando percibí que se habían conocido esos relatos en distintos y distantes lugares de España y del mundo, en especial en aquellos que son conocidos como los hermanos de Hispano-América. Si en toda mi existencia he tenido como honor el pertenecer a este lugar de mi patria chica, a sido acentuado con este otro de ser el portavoz de unos hechos ocurridos, vividos o relatados en Castil de Vela, que lo hacen más universal en su conocimiento y admiración. Lamento que pasada la primera década de este siglo XXI vuelva a decaer la población que hace un siglo habitaba este pueblo y que era abundante. Esto no merma en mí a seguir sintiendo la atracción que hacia él siempre he tenido.

Como mi vida que se inició el año 1933 en este mi pueblo de Castil, y distintas vicisitudes me llevaron por distintos lugares de España que ya he señalado en mi biografía, ubicándome en 1961 en León, donde he pasado los hasta hoy últimos 55 años, no puedo menos de determinar que ese círculo de mi vida y mi pasión por mi origen natural y familiar termine donde empezó, en Castil de Vela. Es por ello que tengo determinado que es mi voluntad, que al final de mis días en forma de cenizas vuelva al panteón familiar en el que reposan mi abuela materna, mi padre y mi madre en Castil. Así respondo a la llamada que recibo desde el sentimiento que ha condicionado siempre mi propia vida personal.

Doy por concluida esta última historia de mi vida contada en:
León, a 15 de mayo de 2016
Francisco Delgado Sahagún