Contaba en mi anterior relato, mi primera experiencia ente un toro bravo. Hoy les voy a relatar, como lo haría en la solana de mi pueblo, la segunda oportunidad de mostrar y demostrar que no fue exclusivo ese lance taurino.
Podría decir que mi afición y condiciones taurinas, me llevaron a participar en el arte de Cúchares, hasta alcanzar una meta reservada a muy pocos privilegiados, como es la de torear en el coso de Las Ventas de Madrid, donde el día 19 dejunio de 1994 tome la alternativa, doctorándome en esa dificil y valiente profesión de maestro del toreo.
A quien lo dude, le puedo mostrar ese cartel anunciador del espectáculo, donde este hecho se produjo y que creo lo acredita yevidencia con contundencia.
Estos serían los argumentos y pruebas que mostraría para ratificar mis palabras, que expresadas en la solana del rincón de la iglesia, me valdrían, pero habría entrado en algunos de los relatos fantásticos y falsos que he dicho que allí alguna vez se contaban. Ante quienes me lean aquí, expondré verdaderamente lo ocurrido:
Paseaba por Madrid en junio de 1994 y con gran sorpresa para mí, vi un cartel anunciador de una corrida de toros, en la cual su tercer espada, que tomaba la alternativa en esa corrida, era PACO DELGADO.
Inmediatamente solicité al dueño del establecimiento dicho cartel, me le negó en tanto no se celebrase el espectáculo.
Le pedí entonces me lo enviase una vez pasase la fecha de la corrida y le quedé pagado el envío para que lo hiciera.
Un mes después recibía con gran satisfacción el cartel, que avalaría y me posibilitaba hacer ese relato que he insinuado al comienzo, con un refrendo convincente, si no se repara en los detalles. Como no podía ser de otra manera, hice enmarcar este cartel y coloqué en lugar visible para quienes me visitan. A quien se sorprende al verle, le comento: ¿ no sabias que yo toree en Las Ventas de Madrid?
No siempre se puede contar una aventura tan fantástica y tener una prueba tan concluyente. Puedo asegurar que cosas más alucinantes se contaron en la solana, pero si quienes lo hacían tenían gracia, nos gustaba oírlas, no importaba su veracidad, el tiempo que era mucho, había que ocuparle con relatos que hicieran amena la reunión.
Contaré el hecho que llevó a denominar aquella finca donde araba, a la que me refería en el relato anterior, «la del costal de harina».
Esa finca cuyo origen fue del término del pueblo de Villalinvierno, y ahora de Castil de Vela, en tiempo que perteneció a un acaudalado propietario de Belmonte de Campos, este tenía varios criados, una vez que uno de ellos tenía que ir a sembrar a dicha «tierra», (nombre con el que se denominaban antes), con la simiente se llevó «un costal de harina» , cogido de la panera del amo al cargar el trigo de la simiente. El criado debía esconderle y pasar a recoger en momento oportuno posterior.
Sucedió que a poco de llegar, una gran tormenta le impidió el trabajo y ante la insistencia de la lluvia, le obligó a volverse al pueblo, dejando todo en la tierra debidamente resguardado y tapado.
Al día siguiente, mientras el criado infiel hacía otra labor, el amo mandó a otro criado acompañado de su hijo para que le ayudara, a recoger lo que había tenido que dejar abandonado en la fina, por la insistencia de la lluvia.
La sorpresa fue enorme, cuando comprobaron que con la simiente había un costal de harina. La presencia del hijo del amo, impidió al criado ocultar la infidelidad de su compañero.
El amo llamó al criado autor de aquel hecho, que no supo que responder ante lo ocurrido. No sé en que terminó el asunto, lo que sí compruebo es que aquella «tierra» se denomino desde entonces, LA DEL COSTAL DE HARINA.