Información complementaria, solo para los interesados en el tema.
De manera sorprendente y casual, en el año 2001, paseando por Benidorm un señor se acerca a mí y me saluda. Viendo que no le conozco se presenta y dice: “soy… (era D. Luis Llamazares Rodríguez), el Guardia Civil que en el altercado en que tuvieron que intervenir en Gradefes de Rueda por la actuación de alteración de orden público de representantes de la Comunidad de Regantes de Quintana de Rueda, Fue requerida al Gobierno Civil de León, solicitada por mí, ante las amenazas y otros actos que se hacían. Era el que mandaba la pareja ese día 2 de agosto de 1985. Me pareció imposible me reconociera habiendo pasado tanto tiempo y a tanta distancia de nuestras viviendas, los dos residimos ahora en León y a no más de 300 mts, uno del otro.
Me preguntó, ¿cómo terminó aquello con los regantes de Quintana de Rueda?. Le comento un poco lo que sucedió y el castigo que tuve por ello yo y me propone: “no es momento ahora, si quieres nos vemos un día y te cuento algunas cosas que te pueden interesar”. Ambos íbamos con nuestras respectivas esposas.
Dos días después nos reunimos y me dijo para iniciar la conversación. “Lo que te ocurrió fue por culpa de Marcelino”. “De eso yo sé bastante y creo que debo contártelo ya.
Y este es el relato resumido de cuanto me dijo.
Iniciado el Procedimiento Judicial contra mí, – año 1986- José Antonio Barrientos y Miguel de la Puente, (los dos representantes de la Comunidad de R. originarios de los altercados), se vieron en el cuartel de Gradefes, con el Guardia Civil, (el que actuó de segundo en el altercado) agosto 1985, D. MARCELINO SANTIAGO GÓMEZ. Aunque lo hicieron en habitación aparte, este Luis se enteró de casi todo por el alto tono en el que hablaban. Le pedían fuera testigo a su favor en el proceso judicial que se había iniciado contra mí, por la demanda que habían puesto ellos con la anuencia del Sr. Comisario de Aguas, en la que se decía que las denuncias puestas por mi, contra esa Comunidad eran por no aceptar ellos a las compensaciones económicas que yo les exigía para obviarlas. Le decían lo que debía decir como acusación y la negación de todo lo acontecido en los disturbios en que intervino.
Le decían también el ofrecimiento que les había hecho el Sr. Comisario si todo salía bien, (en ese momento D. Cesar Luaces Saavedra). Y los beneficios que ello suponía para la Comunidad. No tramitar las 26 denuncias que yo les había puesto a esa Comunidad por incumplimiento de lo que el mismo Sr. Comisario me ordenó que les trasmitiera y que a mí me ordenó POR ESCRITO les denunciara caso de incumplir, lo que siguieron haciendo sistemáticamente.
El acceder el Sr. Santiago Gómez a todo aquello era por la relación muy íntima de su mujer con una cuñada del Sr. Barrientos.
Luis me dice que al día siguiente de esa reunión le dijo a Marcelino: “Mira lo que vas hacer, no vendas tu honestidad por un plato de lentejas”, “mira que puedes perjudicar mucho a una persona inocente de los hechos de los que le imputan”
su respuesta fue: “Déjame en paz, a ti que te importa”.
Él dice que dudó mucho en buscarme para ofrecerme ser mi testigo y contrarrestar la falsedad caso que se produjera. Suponía por otro lado enfrentarse a él, siendo que en aquel momento eran compañeros. Poco después Marcelino fue trasladado a Valencia de Don Juan. Cree que esto tuvo que ver ya que él sí se lo hizo saber a sus superiores de manera reservada.
Me aseguró que no supo si tuvo alguna compensación por todo aquel hacer, ya que para los regantes supuso cientos de miles de pesetas de ahorro la no tramitación de todas las denuncias, y el haber estado utilizando el agua mucho tiempo sin tener derecho a ello. Creo que sí, me dijo Luis, ya que la sola amistad de las mujeres no le llevase a tal grado de iniquidad, máxime conociendo su condición de egoísta e interesado, ya que para él todo se traducía en el beneficio económico que se podía sacar de las actuaciones.
Cuando terminamos la conversación nos pareció haber encontrado la pieza que faltaba al puzle del ¿Por qué? Una sentencia Judicial Tan Injusta. Casi no podía creer que el final fuera el que yo le conté. Se sintió culpable de no haberme buscado en su momento para que yo hubiera actuado conociendo esos hechos. Yo no conocía porque tampoco esa testificación se hizo personalmente, en cambio yo pude contarle y le sorprendió que en mi defensa en el juicio estuvieron presentes DOS inspectores del Ministerio de Medio Ambiente conocedores bien del caso, y quienes al final provocaron la destitución del Sr. Comisario ya que fueron quienes encontraron en un cajón de su despacho de la Comisaria de Aguas las 26 denuncias que les ofreció no tramitarlas si su denuncia contra mí se resolvía tal como él deseaba, consideraban estos funcionarios que nunca habían conocido caso tan ruin, dañino, inmoral e injusto.
Por su parte en lo testificado en el juicio por ellos fue: “Si el acusado actuó cumpliendo la orden escrita que presenta recibida del Sr. Comisario, nunca se le puede atribuir haberlo hecho por su voluntad o por exigencias de dinero no aceptadas”. Y añadieron: “Y aun en el supuesto que hubiera recibido algún dinero sería por otra causa o motivo, nunca por esto en lo que obedecía escrupulosamente a lo que se le ordenaba”.
Hay un último hecho en el que ya no quiero entrar y que a Luis, también le apunté y es que también mi abogado pudo tener una actuación incorrecta.
Supe por otra información recibida, después de la sentencia que fue de “dos meses suspendido de empleo y sueldo” y nadie más implicado, que mi abogado que vivía en Mansilla de las Mulas, compartía habitualmente bar y partida de cartas con el Sr. Barrientos que pasaba periodos de tiempo en ese pueblo, él sí tuvo que saber lo testificado por el Guardia Civil y no me dijo nada, hasta podía considerársele beneficiario del ahorro de la Comunidad por la vergonzosa tolerancia del Jefe de la Comisaría de Aguas al no tramitar las denuncias. Yo no tuve desconfianza porque lo desconocía.
Como última información señalaré que al ser destituido fulminantemente de su cargo D.CESAR LUACES SAAVEDRA, y padeciendo por ello una enfermedad sicológica mental, se vio obligado a pedir la jubilación anticipada, para recuperarse, parece que nunca había sospechado tener esas consecuencias.
Por su parte el Sr. Juez supervaloró la testificación del Guardia Civil, y despreció la de otros testigos, incluidos la de los dos funcionarios llegados desde el Ministerio de M.A. de Madrid que habían visto las arbitrariedades que se encontraron y se cometían en la Comisaría de Aguas de Valladolid, de las que dieron cumplida información.
Alguno podrá encontrar relación con lo que 10 años después me obligo a exigir se me diera por escrito una orden que además de considerar ilegal, se me dio únicamente de palabra y por teléfono.