Ahora que el siglo XXI y el tercer milenio y los que nacieron a partir de ellos, ya cumplen su mayoría de edad, los 18 años. Me es muy grato pensar que estoy escribiendo para ellos primordialmente, para que conozcan lo que había en los inicios del siglo pasado. En este caso para que sepan cómo eran los automóviles de entonces, ellos que se disponen a sacar el carnet de conducir para una de sus principales actividades en la vida. –“La de conductores”.
No voy hacer una descripción de lo que era un automóvil de esa época, ya que muchos han visto aquellos viejos cacharros, en exposiciones, exhibiciones o en aquellas caravanas que el periodista Luis del Olmo hacía desde Barcelona a su ciudad berciana de Ponferrada, atravesando la península. En León, como en otras ciudades del recorrido se hacían contemplar con los que viajaban en ellos, ataviados a la antigua usanza del periodo que representaban. Varios años los pudimos ver.
Me voy a referir a todas las carencias y dificultades que aquellos, ahora llamados “coches”, tenían y como se resolvían sus deficiencias. Lógicamente y es posible que no los que se exponen, los más lujosos y caros, sino los más normales y que llegaban a quien tenía una mediana economía que le permitía su adquisición, eran muy pocos los que podían comprarlos. Por eso se admiraban y cuando uno entraba en el pueblo, “los chiguitos”, como se llamaban en Castil y comarca a los niños, corrían tras él.
En Castil de Vela, en los años 20 al 40, solo hubo dos vehículos de esas características, -que yo recuerde-, como no tenían baterías, había que arrancarles dando a la manivela que se situada en el parachoques delantero, a veces y con gran trabajo había que repetir la operación con insistencia o sencillamente no arrancaba y se desistía de intentarlo.
No solían tener los coches cerraduras en las puertas, porque la propiedad se respetaba, sucedía como en las casas, que en algunos pueblos como el nuestro, las viviendas no se cerraban con llave, lo normal es que la llave permaneciera incluso puesta en la cerradura por fuera, se decía que era síntoma de que no había nadie en casa y se dejaban para eso, para mostrarlo, que estaba deshabitada ocasionalmente, las llaves eran grandes y molestaban llevarlas consigo. Cuando llegué a León, aun era lo habitual en los pequeños pueblos de montaña.
Como la calefacción tardó en llegar y el calor que producía el motor era escaso, el ambiente en el interior del automóvil era deficiente, pero lo que ya no se evitaba era que en tiempo del frio el cristal delantero se helara y se perdía la visibilidad, teniendo que recurrir a llevar una patata o varias, para que con un corte en ella y frotando el cristal del parabrisas por fuera, el almidón que dejaba en él, impedía por un rato que se helara, lo que obligaba a repetir la operación varias veces si el viaje era largo.
El limpia parabrisas tan normal y automático ahora, hubo momento que se accionaba a mano, una palanquita en la parte superior del cristal, se le daba a derecha e izquierda y accionaba los dos parabrisas eliminando las gotas de agua depositadas en el cristal delantero, el cristal trasero que era de escasa superficie carecía de limpia-parabrisas. El aforo de combustible en el depósito, se conseguía introduciendo una varilla calibrada que permitía saber que gasolina se tenía. En aquel momento el gasoil era aun desconocido, solo se conoció la gasolina y el hidrógeno de manera circunstancial, pero este combustible fue poco utilizado, por el gran recipiente que se necesitaba para su trasporte, que suponía un artefacto en la trasera del coche que le hacía reconocible desde lejos. Fue poco usado.
La bocina para avisar a los viandantes que se encontraban delante que se apartaran, sin haber llegado al claxon actual. También fue en su momento un cornetín con pera de goma, que presionada con la mano daba el toque de atención. En esto pronto se sustituyó por un toque de bocina ronca y de sonido desagradable pero que actuaba a toque de un botón o aro en el volante de conducción.
No sé qué precio tenía la gasolina en aquellas fechas de la década de los 40, pero la primera experiencia que yo tuve, en la primera vez que pagué, fue; En 1961, cuando yo fui destinado a León, con todo mi equipo de trabajo, se me entregó por la empresa una moto de marca TERROT de 50 c.c. En los primeros repostajes que hice fue, de 8´50 pts/litro de gasolina. Trasladado a la equivalencia de hoy, sería algo así como 0´053 €/ litro. En el depósito de esa moto solo cabían 4´5 litros. En diciembre del año 1964 ya tuve como propio un Seat 600, previendo que los enormes fríos sufridos en la moto, podían acarrearme graves problemas de salud. El resto de mi vida, he reconocido lo acertada de esa decisión, impedí me llegara un reuma crónico e inevitable. La gasolina en esa fecha continuaba con el precio de 8´50 pts/litro.
Otro factor a tener en cuenta era, había coches cuya refrigeración era por aire, los Citröen, los conocidos como dos caballos y las furgonetas, pero los demás eran refrigerados por agua, como no existía el anticongelante, peligraban se rompiera el motor por congelación, como además muchos dormían en la calle, el riesgo era enorme.
Como solución, se abría un desagüe del radiador y caía el agua, de mañana se cerraba y se le echaba agua caliente en el radiador, no excesivamente caliente que podía destemplarle. Además arrancaba mejor. ¿Comprendéis los nuevos conductores de ahora que eso eran exigencias de las circunstancias?
En el 600 de esos años, el arranque del motor se accionaba con una palanquita en el centro de entre los dos asientos delanteros. Más adelante ya se arrancaba pulsando un botón y poco más tarde accionando la llave del coche en el salpicadero, que proporcionaba el arranque y le paraba. Cuando no se conseguía con esos procedimientos, había un sistema alternativo, ¡empujarle! Este sistema llegó hasta 1980, en días de mucho frío, se veían a grupos por las calles de la ciudad o pueblos empujando coches. Como ese coche se calentaba habitualmente, en la época de verano, había que llevar algo levantada la tapa que cubría el motor, con rejillas para permitir la refrigeración, a más de ir provisto de agua, por si había que reponer. El motor iba en la parte trasera y accionaba directamente las ruedas, con los palieres que le trasmitían el movimiento.
En el salpicadero del coche llevaba un informador que marcaba el velocímetro y el cuentakilómetros, el primero solo marcaba hasta 100 Km/hora y el segundo a los cien mil kilómetros retornaba a 00 . Pronto todos esos testigos orientadores se modificaron a cantidades más elevadas. Los 100/hora no eran los más habituales, a los que se circulaba, generalmente no se pasaba de 90. A los que veo obligarán ahora después de años sin mucho control. Otra de las carencias de entonces era el cinturón de seguridad, no existía y tardó mucho en llegar.
Un dato a tener en cuenta, comprar un coche nuevo había que solicitarle y el plazo para la entrega era de año y medio habitualmente, esto y que el coste era de 140.000 pts. hacía más recomendable comprarle usado, que era de entrega inmediata, en mi caso estaba perfecto de estética y mecánica. Un problema imprevisto. Llevaba para pagar el coche un talón bancario suficiente. Al acudir al banco titular del talón, nos sorprendió que estaba cruzado y no se podía cobrar mas que en León, por lo que no tuvimos otra opción que venir sin pagar ni una sola peseta, lo hice desde León tan pronto llegué. Dos cosas que no suceden en la actualidad, la confianza del pago, y la negativa del banco a facilitar desbloquear el talón, hoy se hacen de mil maneras.
Todos los conductores teníamos que saber algo de mecánica para prevenir imprevistos, carburador, delco, platinos, bujías, reposición de agua en radiador, observar con la cala el nivel de aceite, hoy te lo da un testigo en el cuadro, etc. Yo recuerdo haber solucionado algún problema ocasionado por estos mecanismos.
A todos nos han ocurrido otras cosas curiosísimas: Aquel coche 600 adquirido en diciembre de 1964, de segunda mano y en Madrid, me trasladé con él viniendo solo, primero hasta Castil de Vela y en una segunda etapa al día siguiente hasta León, sin ninguna práctica anterior. Creo que me cruce en los más de 350 Km. con entre 25 y 40 coches de parecida antigüedad, y no sé si con una o dos camionetillas, no camiones. Pasados 50 años ha resultado que, me entero que en esa precisa fecha, pasé por delante de la puerta de quienes se casaban en Medina del Campo y de quienes iban a ser, pasados esos años mis parientes, por la relación entre el hijo e hija de ambos. La carretera de Madrid cruzaba por el centro de esa ciudad de Medina. ¡Sorprendente! Ahora una nieta de las que se inicia en el carnet de conducir con sus 18 años, y descendiente de León-Medina, no se explica cómo se podía en aquellas fechas adquirir coche en Madrid sin disponer de Internet. Un secretario de Ayuntamiento en la zona de Babia, me había comentado que su hermano regentaba en la calle Cea Bermúdez de Madrid un negocio de venta-coches, nuevos y usados, cuando tuve esa intención, le pedí sus referencias, con las del teléfono, que utilice desde una cabina, no le tenía aun en domicilio, nos pusimos de acuerdo para yo desplazarme a la capital de España, todo un acontecimiento para mí, y así se gestó la compra.
Algunas de otras deficiencias en los coches: los cristales de las ventanillas se subían y bajaban con una manivela. La cámara neumática de las ruedas, ante cualquier pinchazo, se desinflaba en 100 mts. Había que cambiar de rueda.
El maletero que iba adelante, bajo el capot, tenía escasa capacidad, para suplirlo se llevaba un soporte o vaca encima del techo, en el que era posible llevar maletas que en el maletero no cabían. Algunas veces excesivamente cargada. Son muchas más las cosas que podría contar, que limito por falta de espacio, pero dejo ver a los que en este semestre van a ser ya los nuevos conductores del XXI, como mi nieta, que seguirán aumentando sucesivamente, y conocerán el proceso seguido hasta aquí.
Dos preguntas que quiero responder, previendo que alguien desee preguntarme: Después de ese primer coche propio adquirido en 1964, tuve otros 7 coches propios más, hasta el día de hoy y la empresa para la que trabajé 38 años, además de la moto ya señalada, me facilitaron otra nueva de reposición, con nombre cambiado TORROT de 50 c.c. y otros 4 coches más, Citroën y Renault-(2+2). El promedio de recorridos en todos los casos eran de unos 110 Km/día-laborables o festivos. Total los coches usados por mí han sido 12 en 55 años. Y el coste del primero ya usado fue de 42.000 pts. Equivalente a hoy a 253 €. Puedo decir con ello, que ya tengo alguna experiencia para dar mi recomendación a los ya actuales y nuevos conductores y es:
A la nueva y abundante hornada de nuevos conductores, les exigimos que sean responsables de sus obligaciones al volante, es mucha, enorme la responsabilidad que adquieren, extremo el riesgo, dada la enorme cantidad de vehículos que circulan y a todo ello se les ha añadido como perjudicial, los abusos del alcohol, las drogas y últimamente el abuso del móvil conduciendo, excesos que en nuestro tiempo no existían.
Confío en que los muchos adelantos y ventajas que se han experimentado en los “automóviles” en estos 60 años, tengan su compensación en ser ellos más expertos, más precavidos y más prudentes. También serán los beneficiarios de esas ventajas. Confío en que serán conscientes de lo favorecidos que ahora se pueden sentir.

León, enero de 2019
Francisco Delgado Sahagún

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Showing 2 comments
  • anamaria1914@hotmail.es'
    Ana Maria
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    Buenos día s Paco:

    …Pues en nada debe parecerse las clases de automoción que deben darse hoy en día en las que recibimos nosotros……ahora seguro tienen que saber tecnología amén de todo lo que implica los nuevos coches modernos……..aunque lo que disfrutamos con un seiscientos de la época, esto no lo disfrutan, ….recuerdo lo que llegué a disfrutar yo con mi seiscientos……naturalmente todo ha cambiado, pero no te cambio yo nuestra época por la de ahora, cada una debe tener su encanto…….cuando veo los anuncios de los coches ahora por la tele………..los veo todos iguales…..
    …A ver que nos trae todos los cambios que se están efectuando, no me gustan nada en absoluto……Un abrazo¡¡

  • fradesa33@gmail.com'
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    Dediqué este relato exclusivamente a los automóviles de los años 50 y anteriores. Creo debo incluir otra faceta, la de hacer en ellos ¡¡AUTOSTOP!! que hacían hombres y mujeres. En aquella época, circulaban pocos coches, pero la persona que salía a la carretera y hacía la señal de ¡autostop!-levantar el dedo pulgar indicando hacia donde quería ir.- No tardando mucho, un coche paraba para incorporar al improvisado viajer@. Hoy anulada esa práctica, por que sería arriesgadísimo hacerlo. Entonces era algo normal. Yo experimenté esa forma de viajar en mi juventud y cuando tuve coche, fui consecuente y acepté como acompañante a quien de esa forma me lo pedía, incluso modifiqué la ruta, sin alterar el recorrido, por llevar al pasajero o pasajera al lugar preciso donde quería ir. Sé de quien de esta forma viajó al extranjero mas inmediato, turnando coches que aceptaran hacer el favor. Aseguro que en algunos casos, alguna amistad se inició con esa manera de viajar y alguna extraña coincidencia surgió entre ambos viajeros. Este es alguno de los muchos cambios que en el relato no había podido incluir.

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