No sé si habrá muchos hombres en España que  lo hayan hecho.  Incluso,  no se si habrá quien haya  pasado tres veces ante la Bandera de España para jurarla,  yo he tenido ese privilegio, porque así lo considero.

Fue el 26 de abril de 1953  a poco de  iniciar   mi servicio militar, que lo hacia en la BASE AEREA DE VILLANUBLA, de Valladolid.  Como todo recluta al comienzo de ese periodo  importante en su vida, había un acto muy festivo y patriótico que suponía elevarse a la categoría de “soldado español”, lo que se conseguía con la  Jura de la Bandera.    Hasta entonces solo éramos reclutas y víctimas de algunas novatadas.  Ese acontecimiento de “la jura”  coincidió con la inauguración de las pistas de aterrizaje de aviones que en ese momento se estrenaban  y en las que la Compañía de Zapadores a las que yo pertenecía trabajamos. Labor dura en aquellos tiempos en que no se usaban las máquinas actuales, se cavaba a mano y solo se usaban los camiones de trasporte de tierras.   La importancia de ambas ceremonias hizo que se concentrasen para esa Jura de Bandera,  las compañías de reclutas de la  propia  Base, más las venidas del cercano cuartel del  Pinar de Antequera, en las inmediaciones de Valladolid.  Fue por ello un acto más multitudinario de lo que solían ser los que cada año se celebraban con ese fin  y la concurrencia de familiares y amigos de los neófitos soldados solían acompañar en estos acontecimientos. No recuerdo que nadie de mi familia me acompañara.  En aquellos años aun no se había propagado el uso del automóvil, por lo que quienes lo hacían,  acudían  en autobuses e incluso en el tren de vía estrecha venidos de Valladolid y  que  tenia estación en Villanubla, eran por tanto la mayoría procedentes de la ciudad,  venir de mas lejos era un lujo  a alcance de muy pocos.  En el verano del 1954 yo me licenciaba y pasaba a la vida civil, en aquel momento en mi pueblo de Castil de Vela.

Fue en los años de la década de los 70  cuando al vivir ya  en León y  pasar muchas veces por delante de esa Base Aérea, y con mis tres hijos pequeños,  les hablaba de mi estancia en ese cuartel militar en mi periodo de mili, llegué a ofrecerles visitarle un día para que vieran lo que  yo había enseñado, varias  veces,   a visitantes cuando estuve allí y que gustaban mucho ver, los aviones y montarse en ellos, aunque solo fuera dentro de los hangares.  Cuando tuve  una ocasión lo pretendí, pero la respuesta de los soldados de guardia y los mandos en el puesto de entrada fue,”necesita tener un permiso especial del coronel de la Base”.  Rechazado varias veces con el  mismo pretexto, deje pasar el tiempo y cuando observé que se cumplían los 25 años de mi estancia allí, dirigí una carta al entonces Coronel Jefe de la Base Aérea  D. Jorge Mora Bañó, solicitando su  permiso para visitar las instalaciones militares y aeropuerto,   el cual muy amablemente me respondió de la siguiente manera:

“ ..no  existe inconveniente alguno en acceder a sus deseos……..me atrevería a sugerirle,…..que trasladara al día 17 de junio, día en que tendrá lugar el acto de Jura de Bandera de los reclutas,………”.    (sic)

Mi respuesta fue inmediata, aceptando y agradeciendo la invitación de participar en la jura de bandera, para lo que  aceptaba la fecha propuesta, viendo que  su interés era el de hacerme partícipe del acto principal.  Así fue como se organizó tan extraordinario acontecimiento, que fue muy significativo para mi vida personal.  Pasé como  única persona civil  a besar la Bandera, lo  que hice al  finalizar el desfile de los soldados.   Los muchos  asistentes que presenciaban el acto, se extrañaron y se preguntaban, ¿quién era aquel civil  que se entremetía en un acto tan solemne?,  Fue en la arenga que dirigió a los soldados, el citado Jefe militar,  cuando haciendo una bonita referencia a mi persona, les despejó la duda, señalando a quien  25 años antes  les había precedido en acto tan solemne y todos así supieron porque había pasado aquel civil  y que tanto les había  intrigado.  Al día siguiente una  amplia reseña en las noticias de El Norte de Castilla se refería a ese hecho en el Acto Militar con expresa referencia al civil que intervino en el mismo.

Después en los varios actos de celebración, así como en la comida,  quiso personalmente que tanto yo, como toda mi familia que me acompañaba, participáramos de forma muy directa  en todo lo programado y sus palabras fueron:  “hoy considérese nuestro invitado de honor”.   Ese día fue para mi vida personal, un “día histórico que nunca  podré olvidar”.

Cuando el 14 de septiembre del año siguiente 1980,  el mismo Jefe militar me vio entre la muchedumbre que por aquellas fechas era habitual asistieran a las juras, de los familiares y amigos de los protagonistas,   se dirigió a mi para decirme: “cómo: ¿Vd. por aquí?”,  “He venido a asistir a la Jura de Bandera de mi hijo mayor José Carlos”.  Me protestó no se lo hubiera anunciado.  “Es que  no quiero que tenga ningún privilegio y de habérselo anunciado  hubiera supuesto pedir alguna atención especial”.  Le repetí no lo deseaba, pero algunas de las metas conseguidas por mi hijo, me hicieron creer que alguna atención sí le tuvieron, llego a ser cabo segundo, no sé si también le quisieron invitar a que siguiera la vida militar, lo cual de ser verdad, me hubiera halagado mucho.  Él se licenció en el momento en que le correspondía, sin ninguna prolongación a la estancia normal.

Pasados otros 25 años,  ya en esta ocasión fue iniciativa mía, la que me permitió volver a dirigirme al que en ese momento dirigía esa Base Aérea el Coronel  D. Antonio Sanmartín Alonso, solicitando volver a participar en algún acto de celebración, dado que en esta época ya no se hacían juras de bandera, dado que no había servicio militar obligatorio, por la abolición que pocos años antes se había decretado sobre esta obligación de todo varón español  en  edad para ello.

Como argumentaba mis antecedentes en estos actos, los que ya he señalado, la aceptación, invitación y  que agradecían mi petición, quedó reflejada en la rápida respuesta del jefe militar, el cual me propuso para hacer un acto de Jura de Bandera, exclusiva para mi solo, lo que yo nunca hubiera pretendido.  Se celebró entre otros actos de carácter militar y conmemoración y exaltación de los caídos  del Ejército en ese Centro Militar de Villanubla, actos que se celebraron el día 28 de mayo de 2004.

Si en el acto de junio del 1979, los asistentes invitados se sorprendían del paso de un civil en el desfile ante la Bandera, detrás de los soldados jura-banderanos, en esta ocasión en que solo yo desfilé para ese acto de respeto y  sometimiento  a la Bandera de España, extrañó mucho más y la pregunta de rigor fue más obligada.   En el discurso del Jefe Militar que sucedió a continuación, en el que además de hacer un elevado canto y recordatorio a quienes habían dado su vida por la Patria, volvió a referirse a este civil que había querido  recordar su  paso por esa Base Militar  hacia 50 años, lo que suponía las Bodas de Oro con la Institución.

En los actos que siguieron a esa ceremonia, volvieron a ofrecerme que fuera el “invitado de honor”, y así estuve compartiendo  la presidencia del desfile militar terrestre y el que hicieron en el cielo una escuadrilla de aviones cuyo emplazamiento esta en esa Base.  En otros actos de celebración que se hicieron dentro de las instalaciones militares con  agasajos, aperitivos y otros acontecimientos, me permitieron que  dirigiera unas palabras de agradecimiento a las invitaciones que se me habían hecho y  en los  actos tan patrióticos  en que me habían permitido  participar.  Señale que si en la vida de toda persona existen hitos  históricos en la vida personal,  los aquí vividos, que ya cuento con tres, son para mí algo de lo  que “siempre me sentiré muy orgulloso y serán  de recuerdo permanente”.    Lamenté que las nuevas generaciones no sepan ni perciban estos sentimientos que engrandecen tanto a las personas.  Hoy  parece que quieren detestarlos.

Mi regreso para León,  fue con una carga emocional difícil de describir y que ahora al manifestarla en este comentario, desearía haceros partícipe de ella, ya que,  cada vez que la recuerdo la emoción  me aflora y la revivo.

Veis como han sido TRES VECES las que hice la Jura de Bandera, ante la insignia que representa a nuestra Patria. Y si contabilizo la de mi hijo mayor podría añadir otra más. Mi otro hijo se vio liberado o eximido de esa obligación que yo hubiera preferido porque habría tenido otra oportunidad más  de disfrutar de ese acontecimiento de honor  patriótico.

No encuentro  mejor final para este comentario que decir:  ¡¡¡VIVA ESPAÑA!!

1-Presidiendo desfile
Comments
  • anamaria1914@hotmail.es'
    ANA
    Responder

    Pues ……..a mí me ha gustado esto que has vivido, no todo el mundo puede presumir de ello…

    ….Por un lado pienso que el servicio militar, tendría que ser por vocación………pero, también pienso que a mucha juventud, le vendría bien una temporada de vida militar para que aprecien lo que tienen en casa¡¡

    …También tengo algo que ver con los uniformes…..

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